jueves, 12 de marzo de 2009

Un Mundo sin Enredos

por Héctor Mallet
Cada día, la tecnología avanza hacia la unión, y al mismo tiempo, a la separación de sus usuarios. Esto quiere decir el hecho de mantener la conexión entre los mismos sin importar las distancias. En la actualidad, se ha llegado a la desaparición de los cables de comunicación, suceso que tuvo como antecedente los satélites. Prácticamente, los únicos cables que se usan son los de electricidad, pues incluso son requeridos por productos que usan batería. Ahora todo es inalámbrico.
Puedes enviar un e-mail, jugar XBOX y hasta hablar por teléfono desde México con un amigo en las Islas Caimán. Esto aumenta nuestra productividad debido a que podemos llevar a cabo estas actividades a cualquier hora y lugar. Aprovechamos mejor el tiempo. Las transferencias de contenido son con internet o bluetooth, herramientas sumamente prácticas.
¿Apoco no era desesperante cuando te la pasabas desenredando todos los cables detrás de tu computadora? Las redes resolvieron ese problema.
Éstas nos mantienen más conectados que los cables en el aspecto de la flexibilidad y el movimiento, porque los cables, cual cadenas que son, lo impiden. Nos unen, pero al mismo tiempo nos atan. Con las redes, podemos estar en un lugar con alguien y al mismo tiempo no. Tomaré un ejemplo menos cotidiano.
En el espionaje, el cable óptico se sigue usando, pero su aplicación ha sido suplantada con las cámaras y micrófonos escondidos. La presencia del cable implica la de un individuo que supervise todo en el lugar y momento, las señales le dan la flexibilidad antes mencionada. El cable puede hacer que el espía sea descubierto junto con su aparato; en caso de que pasara eso con la cámara o el micrófono escondido, el espía permanece seguro aunque la operación haya fallado.
El estar presente y ausente al mismo tiempo ha logrado que los medios inalámbricos se sientan como una extensión de una persona. Ésta puede llegar incluso a controlar un sistema a distancia desde una laptop, que por la cuestión de que no requiere cable todo el tiempo, puede usarse prácticamente donde sea.
Estos fenómenos han llevado a la codificación cibernética de los contenidos, como la música en su formato MP3, las transferencias de dinero o el cine digital, donde lo que se edita ya no es el celuloide, sino un archivo extraído de la cámara.
Como todo, esto tiene sus pros y contras. Por una parte, como antes descrito, nos hacemos eficaces, se nos facilitan nuestras tareas y podemos hacerlas donde nos plazca. Por la otra, la probabilidad de que alguien nos espíe o intercepte nuestros contenidos es mayor. Basta con observar Echelon: el complejo sistema de espionaje de medios de comunicación a disposición de la CIA y la NSA.
Bibliografía
Gibson, David, Heitor, Manuel V. y Ibarra-Yunez, Alejandro, Connecting people, ideas, and resources across communities / West Lafayette, Ind. Purdue University, 2007. 460 p
Pena, José de la, Historias de las telecomunicaciones: cuando todo empezó, Barcelona, Editorial Ariel, 2003. 286 p
Pogue, David. "A Cellphone Without Borders." New York Times (September 27, 2007): 1. Academic Search Complete, EBSCOhost (accessed March 3, 2009).
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1 comentario:

  1. Es interesante el que unieras la cuestión de la despersonalización provocada por el desarrollo de la tecnología y el espionaje. En relación con lo primero es cada vez más discutido el hecho de que la tecnología está provocando la individuación y aislamiento de las personas. Respecto a lo segundo, parece que las personas que se dedican al espionaje utilizan como excusa el hecho de no tener que ver o relacionarse con aquellos a quienes afectan, gracias a que la tecnología les permite la distancia, para no tener ningún problema ético con lo que hacen. Buena entrada. Priscilla

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